martes, 14 de septiembre de 2010

Más que Momias




¡Y que me voy a Guanajuato! Aproveché la invitación de una amiga para poner palomita a ese lugar que tenía tantas ganas de conocer =).

Los residentes guanajuatenses tienen la idea de que todos los turistas llevamos la intención de conocer a las momias… jejeje yo también llevaba esa intención! Lo peor, ellos no las recomiendan y si llevan de tour a alguien con la pena pero mejor lo esperan afuera =/. ¿Tan mal están las momias?. Una señora en el tour que tomamos mi compañera de viaje y yo respondió lo siguiente cuando el guía nos preguntó qué tal las momias: “pues no son la gran cosa, con ver una todas las demás están igual!”… gran mentiraaaaaaaaaaa! Yo me divertí mucho investigando en sus posiciones, gestos, ropa, la causa de su muerte y puedo decirles que de ninguna forma me parecieron iguales, bueno si hay algunas con misma causa de muerte, pero van desde muerte por infarto, dolor de panza, cólicos premenstruales (esto me preocupó por estar cerca de los míos), ataque de risa, ahogamiento, complicaciones de parto, berrinche, hasta el que se lleva mis respetos y murió en pleno orgasmo durante una autoestimulación. Sólo una momia me dio miedo, la de un bebé… pero pensé caray porqué si Hollywood puede hacer una porquería como “Chucky el muñeco diabólico”, nosotros no hacemos aquí con esta momiecita algo que sí espante!... no, definitivamente no valoramos lo que tenemos!

Dijeron los guías (a quienes les creí la tercera parte de sus historias después de cacharlos en algunas inconsistencias) que el gobierno ya no quiere más momias y que si Usted querid@ amig@ lector(a) resulta al final de sus días, enterramiento y descubrimiento, hecho una momia, el gobierno le permite a los familiares que hagan lo que les de la gana, en este punto agradecí no ser de Guanajuato y poder quedar como momia, pues no me veo exhibida en la sala de mi casa o en mi cuarto =/ por si las dudas lo hago público, pido mi incineración!

Punto y aparte con las momias. Guanajuato es hermoso!!!!!!!!!... hay muchas cosas por ver, pero dan tantas ganas de no ver todas para tener pretexto y regresar…

Por cierto, otro de los puntos del recorrido fue una mina y yo estaba feliz pensando en llegar a muuuuuuuuuchos metros bajo la tierra, que me dieran unas botas, mi casco con lámpara, una cuerda y un pico para al menos encontrar una piedra sin valor pero extraída por mí!... en realidad sólo bajas unos cuantos metros y llegando al tope apenas y hay ligeros brillos en la pared (o mi cabeza eso quiso ver), nada de pico, botas, cuerda ni fantasía minera =/…la bajada fue lo difícil, varios escalones y con sólo dos manos coordinar agarrarte del pasamanos, detenerte el casco cuya correa no sirve y se te cae, no soltar la cámara y estar al pendiente de hacerte a un lado si un compañero se resbala para que no te lleve de corbata (jajaja ay que cruel se leyó eso).

Uy y el callejón del beso… ¡tenía que ver eso!, mi vena de poeta y romántica empedernida me lo pedía a gritos… lo identifiqué de inmediato por las fotos que había visto antes,  me quedé pensando varias cosas… en realidad es tan estrecho que se me hace incómodo tener a los vecinos a un estiramiento de cuello de distancia!... ¿se seguirán besando los nuevos habitantes? Bueno en la actualidad tal vez ya es más fácil pasarse a la otra casa y para que dejar las cosas sólo en el beso jojojo.

Y no podía dejar de ver a mis queridísimas amigas ya residentes de aquellos rumbos, y después de un almuerzo de actualización de las noticias de nuestras vidas, emprendimos la fabulosa aventura de ir a conocer la presa que dejaremos sin nombre porque las 4 residentes no se pudieron poner de acuerdo en qué presa era… un solo auto, 6 mujeres, un camino de terracería y una breve idea del camino nos permitieron llegar a la presa por el lugar equivocado, el lado despoblado… apenas se detuvo la camioneta 100 mosquitos estaban ya parados en el cristal de mi ventana =/ con una apariencia famélica y los ojos sedientos de sangre, hice cuentas… no, definitivamente no me iba a quedar espacio en el cuerpo sin piquete de mosco. Mientras mis matemáticas se complicaban las chicas preguntaron a unos vaqueros sobre unos caballos muy guapos (sí! los caballos eran hermosos) que cómo llegábamos al otro lado de la presa…que no digan que nadando pensé, afortunadamente no y las instrucciones fueron muy claras.

En el camino alguien dijo que quería robarse una vaca y a mí no me asustó ni la aventura, ni las consecuencias legales, a mí lo que me asustó era dónde íbamos a echar la vaca si atrás ya no cabía nada =/.

Llegamos al otro lado de la presa y wow… locales de venta de pescados y mariscos, familias disfrutando, algunos pescando, el aire riquísimo, el contacto con la naturaleza fantástico como siempre y ahí a lo lejos visualizamos un espacio tan destinado para nosotras, que hasta parecía un sueño que nadie hubiera decidido apropiárselo con todo y las cómodas bancas que ofrecía… cuando sucedió el primer piquete de hormiga y el rodeamiento de que fuimos presa entendí la razón. Pero nada más había que respetar sus espacios o subirse a las bancas para estar a salvo y seguir disfrutando de la naturaleza, la compañía, la charla, las anécdotas (jajajaja omitiré las ajenas jajajaja). Fue un día genial!

Decidí quedarme hasta el lunes (bueno en realidad mi jefe decidió que si me daba permiso), y por la mañana mientras mi querida amiga y compañera de viaje dormía, quise dejarla descansar y salir a caminar por la ciudad, ver que hacía Guanajuato por las mañanas en un Lunes, conclusión: ¡abrir tarde todo!, a pesar de que transité por el centro y por calles por las que ya había pasado varias veces tuve que preguntar no 1, ni 2, ni 3, sino 15 veces porque volvía a perderme cada que me metía a un callejón… pero mi sentido de la ubicación y mis despistes, merecen capítulo aparte…

¡Guanajuato, hasta la próxima!


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