jueves, 23 de septiembre de 2010

Amenaza verde






Siempre pensé que cuando viviera mi primer ataque por parte de alguno de los animales exóticos (víboras, murciélagos, alacranes, escorpiones, tarántulas y demás) que se meten a mi lugar de trabajo se produciría un caos… y es que no respondo de mi “valentía” y de esos “sonidos” agudos que puedan escapar de forma involuntaria de mi garganta. Pero también sabía que varios valientes se presentarían de inmediato y sería rescatada rápidamente aunque después me abochornara de tan jotas reacciones mías.

Pero no fue así…y si se lo están preguntando sí, fui atacada por una amenaza verde…

Una compañera de trabajo me llama al patio de la oficina para enseñarme un pequeño gusanito peludo de un color verde intenso, exótico, casi fluorescente, me dijo: “¡mira esos gusanos son muy malos!”... yo abrí la boca asombrada y agradecí estar lejos de él y que desde luego fuera tan pequeñito y me permitiera sentirme en superioridad aunque fuera en proporciones físicas… continuó diciéndome: “Uy un simple roce con sus pelitos y te va muy mal”… “míralo y tan chiquito” dije, y me regresé a trabajar confiadamente, sí, con mi alma sana y en completa paz.

Un par de horas más tarde comencé a sentir una sensación de entre comezón y dolor en mi brazo cerca del codo, pensé que el roce al recargar las brazos en mi silla me había provocado alguna irritación, pero la sensación continuaba y se incrementaba, pensé que podía haberme enterrado algún “aguate” o espinita y oprimí la zona afectada, luego rasqué, la sensación no era insoportable tampoco así que dejé de observarla durante varios minutos hasta que me dio curiosidad y me volví a asomar… descubrí que tenía una especie de ronchita y pensé ahhh me picó un mosco raro jojojo pero a ésta se fueron sumando una más y otra y descarté la idea de que un batallón de moscos me hubiera atacado al mismo tiempo y yo ni cuenta me hubiera dado.

Revisaba la silla tratando de encontrar algún borde extraño y fue cuando lo vi… ahí caminando alegremente en la pata de la silla, probablemente ya huyendo cínicamente después de su ataque o quizá tratando de subir nuevamente a atacarme, ahí estaba esa amenaza verde… ese que me habían descrito horas antes como un gusano muy malo… recordé: “un simple roce con sus pelitos y te va muy mal”… creo que me puse pálida y fui a buscar a la compañera de trabajo que me lo dijo pero ya había terminado su jornada laboral y se había ido. Ayyyyyy por qué no habré preguntado por esos terribles efectos que provocaba un contacto con ese bichito… cuántas horas me quedarán de vida pensé mientras comenzaba a ver como ahora la serie de ronchitas se inflamaba y se convertía en una sola grande y abultada… me preocupaba no saber en qué fase estaba y lo que venía…

No sé si fue mi mente traicionera o fueron reacciones reales, pero sentí que mi brazo se dormía ligeramente… luego una sed me invadió y sentí que mis labios también se dormían, toqué mi frente para identificar si la fiebre habría llegado pero aún no. Me pregunté si en la clínica cercana tendrían el suero contra los efectos de dicho veneno jajaja ya sé, ya sé… soy bastante exagerada a veces… por si las dudas y antes de perder la movilidad de mi cuerpo fui a buscar a otra compañera de trabajo.

Puede venir le dije y me acompañó, pero al verme acercarme sigilosamente a mi silla ella se puso alerta como esperando ver algún bicho extraño y enorme, claro que cuando le enseñé el gusanito ella soltó sonoras carcajadas… “emmmm no, no le temo al gusanito” le dije, pero ella no paraba de reír =/… “mire en realidad la llamé porque una compañera me dijo que eran muy malos esos gusanos y quiero saber los efectos”… creo que para aliviar su risa me dijo: “espera te traigo alcohol y algodón”… regresó más tranquila y mientras yo oprimía mi brazo contra el algodón empapado en alcohol y pensaba en qué podría hacer eso contra un veneno tan potente le pregunté nuevamente por los efectos y como ella desvariaba tuve que preguntar directo… “dígame al menos que viviré mañana”…después de otro ataque de risa me dijo “¡no inventes!”. Me explicó que éste era uno muy pequeñito, que generalmente son unas 15 veces más grandes que él y que esos lo que pueden provocar son fiebre y sí dolor intenso en la zona de contacto… se llevó al gusanito y espero sinceramente que no le haya dado muerte, ¡después de todo yo viviría para contarlo!.



No hay comentarios:

Publicar un comentario